Recientemente Elon Musk ha anunciado que ha completado con cierto éxito el implante de un chip en el cerebro. Existen dudas sobre la veracidad o alcance de tal avance, al no haber sido publicada en una revista científica con revisión inter pares. No obstante, otras empresas como, por ejemplo, la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL) en Suiza, ha logrado éxitos confirmados en tal sentido. Todo ello nos lleva a considerar que esta tecnología es cada vez más posible y eso suscita cuestiones éticas.

Como toda innovación nace con la promesa de mejorar nuestra vida. En este sentido, es innegable que los implantes neuronales pueden hacer desaparecer o disminuir discapacidades, y permitir que personas con daños en la médula espinal puedan caminar. Sin embargo, habitualmente estas promesas ilusionantes olvidan los posibles riesgos que también traen consigo y que debemos vigilar.

Los implantes neuronales pueden llevar a un mundo más desigual, donde las personas con mayor poder económico tengan además mayores potencialidades físicas; plantea riesgos respecto al control cerebral, la recolección de la memoria en forma de datos o la libertad individual. Inevitablemente la implantación cerebral de chips estará unida a la IA y los riesgos serán mayores.

Desde We The Humans defendemos que la implantación cerebral de chips debe estar acotada en sus posibilidades, como lo está cualquier actividad humana, y prohibida en algunos extremos, como, por ejemplo, está prohibida la clonación humana. Todavía es pronto para vislumbrar las consecuencias de estos avances, pero debemos empezar ya a realizar una vigilancia y comenzar los pasos para una regulación, para que ésta camine acompasada con la innovación y queden garantizados los derechos y libertades individuales.