Desde el pasado mes de abril disponemos de una nueva pintura de Rembrandt, a pesar de que el famoso pintor holandés lleve muerto desde mediados del siglo XVII. Se lo debemos a la inteligencia artificial. ¿Significa que ha dado un paso más en su acercamiento al hombre? No, esto tan solo es pintar “a la manera” de otro, como ya se ha hecho en el pasado.

Los últimos años del Renacimiento se solapan con el período denominado manierismo. El término fue acuñado por Vasari, historiador y pintor renacentista, quien en su obra Las vidas hablaba de aquellos artistas, principalmente pintores, cuyo estilo era “a la manera” de Miguel Ángel.

Algo similar ocurre con el cuadro El siguiente Rembrandt. Sus “pintores” han elaborado un cuadro que ha sido alabado como un hito en el avance de la inteligencia artificial y en su acercamiento al ser humano. Atendiendo a la visión manierista, esta obra es tan solo un cuadro pintado “a la manera” de Rembrandt. Obviamente, no es un Rembrandt y mucho menos una obra de arte.

El tema, no obstante, tiene su relevancia. El arte es uno de los elementos que nos distinguen, y nos distinguirán, de la inteligencia artificial: un robot nunca podrá ser “un artista” (quizá podrá ser creativo). Veamos cómo ha sido el proceso. La creación del cuadro ha llevado 18 meses, tiempo en el que los diseñadores se han dedicado a enseñar a una máquina la técnica de Rembrandt:

Recopilaron más de 346 pinturas, generando 150 Gb para ser analizados e identificar patrones.

«Espero que la pasión por la inteligencia artificial no sea la decadencia del humanismo»

Tras este análisis, los diseñadores decidieron pintar un retrato, dado que Rembrandt tiene una gran cantidad pinturas donde aparecen rostros de personas. Optaron por el retrato de un hombre caucasiano (de piel blanca), con barba, entre 30 y 40 años, mirando hacia la derecha y vestido con ropas negras y una gorguera blanca.

Crearon un algoritmo para identificar los rasgos faciales característicos de los retratos de Rembrandt (distancia de los ojos, tamaño de la nariz, forma de la boca, etc.) y poder enseñar a una máquina a reproducirlos teniendo en cuenta las proporciones del cuadro.

A continuación, emplearon más de 500 horas de impresión para representar el retrato, que posteriormente fue completado con pintura en 3D para dar el característico volumen del óleo y según el toque personal de Rembrandt.

Ningún robot ha pintado nada: unos diseñadores han decidido pintar un retrato “a la manera” de Rembrandt usando algoritmos y una impresora, en lugar de un surtido conjunto de pinceles. Podemos considerar esta obra como la primera pintada por un artista mediante una impresora.

La pena es que para tan novedosa técnica hayan recurrido a pintar a la manera de Rembrandt, que, como en el manierismo, es la decadencia de una época. Una vez nacido Cervantes, nadie da mérito a escribir como Cervantes; una vez nacido Beethoven, nadie aplaude una obra que suene a Beethoven.

El manierismo es considerado como el arte decadente del Renacimiento, cuna del humanismo. Espero que esta pasión por la inteligencia artificial no sea la decadencia del humanismo. Hay una esperanza: Tintoretto o el Greco formaron parte del manierismo y, ciertamente, su arte no fue decadente, tenían estilo propio. ¿Desarrollamos la inteligencia artificial como manierismo del hombre o para crear nuevas capacidades? ¿Tenemos estilo propio o copiamos al ser humano?

Juan Ignacio Rouyet
Director de Delivery Quint Wellington Redwood
Artículo aparecido originalmente en la revista DigitalBiz Magazine